• Las infecciones crónicas del oído pueden incluir crecimiento exuberante bacteriano o de levadura en el oído externo, medio o interno.
  • La infección crónica puede causar daño permanente en el canal auditivo y causar dolor, signos neurológicos, y sordera.
  • Las infecciones del oído son generalmente secundarias a procesos subyacentes que inducen un ambiente auricular poco saludable.
  • El tratamiento se basa en la eliminación de las bacterias o levaduras con antibióticos o medicamentos antimicóticos mientras se resuelve la condición subyacente.
  • La limpieza periódica del oído y la resolución de la enfermedad subyacente ayudan a prevenir su recurrencia.

¿Qué es una infección crónica del oído?

Las infecciones del oído son generalmente secundaria a la inflamación de los conductos auditivos externos (la parte en forma de tubo de la oreja visible bajo la aleta del oído). La inflamación de los canales conduce a la reproducción de las bacterias normales y levaduras que viven en el oído hasta el punto donde el organismo es incapaz de controlar su número (llamado crecimiento excesivo). Otras bacterias también pueden tomar ventaja de la inflamación y el ambiente insalubre en el interior del oído para establecerse y causar una infección. El crecimiento excesivo de estos organismos provoca más inflamación. La inflamación del canal auditivo causa hinchazón, haciendo que el tubo se haga más estrecho de lo normal. La inflamación también provoca un aumento en la producción de cerumen. Las orejas se vuelven muy dolorosas y con mucha picazón. Infecciones severas del oído pueden conducir a la ruptura del tímpano y las infecciones del oído medio y el oído interno. Las infecciones profundas pueden causar sordera y signos neurológicos.

Ciertos trastornos o enfermedades pueden ser la razón principal del desarrollo de las infecciones del oído. Estas condiciones incluyen:

  • Alergias (ambientales y alimentarias)
  • Acaros del oído
  • Cuerpos extraños
  • Trastornos de la piel (como la seborrea)
  • Enfermedad de la tiroides (en perros)
  • Tumores o pólipos en el oído
Las infecciones del oído pueden recurrir debido a la incapacidad de controlar la infección original o de tratar la causa subyacente. Cambios crónicos conducen a infecciones futuras. La formación de tejido cicatricial y el estrechamiento permanente de los canales auditivos pueden hacer que futuras infecciones sea difíciles de tratar.

¿Cuáles son los signos de una infección de oído?

Una infección del oído externo muestra primero signos de inflamación local (enrojecimiento, secreción). Las mascotas pueden sacudir la cabeza, rascarse las orejas o frotárselas contra los muebles o el piso. Algunas mascotas con infecciones graves pueden quejarse o gemir mientras se frotan y rascan las orejas. Algunas de ellas se arañan tan severamente que sus uñas crean heridas en la piel alrededor de la cara, el cuello y las orejas.

Infecciones del oído externo pueden avanzar hasta involucrar el oído medio e interno, lo que lleva a mostrar los signos más graves de la enfermedad:

Infección del oído externo (otitis externa)


  • Picazón u orejas dolorosas
  • Sacudidas de la cabeza
  • Descarga y olor de las orejas
  • Estrechamiento o incluso oclusión de los canales
Infección del oído medio (otitis media)

  • Parálisis de los nervios de la cara
  • Ojo seco
  • Pérdida de la audición
  • Tamaño anormal de la pupila
Infección en el oído interno (otitis interna)

  • Incapacidad para mantener el equilibrio, mantenerse de pie, o caminar
  • Náusea
  • Inclinación de la cabeza

¿Cómo se diagnostica y se trata una infección de oído?

Durante un examen físico, el médico veterinario examinara el oído para detectar la presencia de inflamación, enrojecimiento, secreción, tumores, u otros hallazgos que pueden indicar una infección de oído. A veces, un hisopo de algodón se utiliza para recoger los desechos de la oreja. Este material se puede colocar en un portaobjetos y se examina bajo un microscopio para determinar si la infección se debe a las levaduras, las bacterias, o los ácaros. Su médico veterinario también puede tomar una muestra de detrito del oído para hacer un cultivo y antibiograma, que identifique exactamente a los  organismos bacterianos presente y ayude en la selección del mejor antibiótico para su tratamiento.

En casos severos, o si el animal está en demasiado dolor como para permitir una evaluación de los oídos, puede ser necesaria su sedación para evaluar los oídos, recoger muestras de la descarga, hacer la limpieza de los oídos, e iniciar el tratamiento. Con el animal sedado, los oídos se pueden lavar con suavidad para eliminar los residuos y facilitar un mejor examen de la oreja. Radiografías (rayos X) y otras pruebas de diagnóstico se pueden realizar mientras el animal está sedado para determinar si el oído medio o interno también están comprometidos.

Una vez que la infección ha sido identificada, la mayoría de los animales con infecciones crónicas del oído pueden tratarse en casa. Los ácaros del oído son relativamente fáciles de tratar con medicamentos colocados directamente en el oído o aplicándose otros productos tópicos entre los omóplatos. La mayoría de levaduras y las infecciones bacterianas se pueden tratar con limpiezas regulares y medicación tópica u oral. Cuando la inflamación es severa, el uso de un esteroide puede ser necesario para dar confort a su mascota y disminuir la hinchazón alrededor de los conductos auditivos.

Si hay problemas subyacentes, como enfermedad de la tiroides o seborrea, estas afecciones deben ser tratadas para asi eliminar la infección y reducir la probabilidad de recurrencia.

Si los canales del oído se han reducido de forma permanente o el daño es severo, la cirugía puede ser recomendada para permitir el drenaje y la aplicación de la medicación. En otros casos, una cirugía más extensa puede ser recomendada para prevenir que  la mascota sufra de dolor crónico debido a una deformación permanente del oído infectado.

¿Cómo se pueden prevenir las infecciones del oído?

Una vez que la infección ha sido eliminada, el mantenimiento de un entorno de oído sano con la limpieza regular ayuda a prevenir la recurrencia. Desafortunadamente, la limpieza regular no siempre es suficiente. Las enfermedades subyacentes tales como las alergias y trastornos de la piel deben ser identificadas y resueltas con el fin de ayudar a evitar futuras infecciones.