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No es secreto que los gatos son dormilones impresionantes. De hecho, normalmente duermen de 10 a 16 horas al día. Eso es más tiempo que la mayoría de los mamíferos duermen, con excepción de los murciélagos y las zarigüeyas, quienes son famosos por dormir hasta 20 horas al día.

Los biólogos relacionan esta afinidad a dormir a dos cosas: Su dieta, generalmente rica en proteína, la cual requiere largos periodos de descanso para su digestión; y sus patrones de depredación durante la puesta del sol y el amanecer, lo que significa que los gatos tienden a cazar dos veces al día y descansar entre esos tiempos.

Aunque hay diferencias entre los felinos domesticados, los gatos que no salen al exterior son más propensos a dormir la mayor parte del día, mientras que aquéllos que vagan libremente tienden más a pasar el día asechando a presas pequeñas.

En conclusión, si tu gato no sale de casa y duerme durante todo el día, debes saber que es un felino completamente normal. Sin embargo, si tu gato es letárgico (es decir, que sus niveles de energía son menores a los normales) o si no tiene interés en jugar o comer, debes llevarlo al veterinario.