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Los perros ladran por todo tipo de razón. Tal vez te estén alertando sobre algo importante; te estén pidiendo algo (o exigiendo algo, dependiendo de cómo lo veas); se estén protegiendo agresivamente, o estén confrontando a alguna presa, depredador o intruso; estén expresando estrés o molestia; o quieran jugar.

Los ladridos pueden ser una respuesta a algún aullido que hayan escuchado a media milla de distancia. O tal vez una ardilla está en el jardín. O tal vez tu perro quiera cenar. O porque entraste y la vida es ¡simplemente! ¡muy! ¡buena! En cualquier caso, ladrar es un comportamiento completamente normal en los perros.

Los conductistas clasifican los ladridos en estas categorías:

  • Ladrido territorial
  • Ladrido de alerta
  • Ladrido para llamar la atención
  • Ladrido para saludar
  • Ladrido social
  • Ladrido por frustración
  • Ladrido por enfermedad o herida
  • Ladrido por separación/ansiedad
Pero algunos perros ladran demasiado, por cualquier cosa. Afortunadamente, hay medidas que puedes tomar para reducir su sensibilidad y/o el volumen o frecuencia de la respuesta a ella. Platica con tu veterinario, con algún veterinario conductista certificado, con algún conductista certificado de animales, o con un entrenador de perros profesional calificado si en realidad quieres acabar con el ruido.

Si crees que tu perro ladra por absolutamente todo, es posible que sea un ladrador compulsivo, especialmente si tu perro ladra en exceso y al mismo tiempo se mueve de forma repetitiva. Por ejemplo, un ladrador compulsivo podría andar en círculos o ir y venir a lo largo de una reja mientras ladra.

Por suerte, también hay ayuda para este problema. Pregunta a tu veterinario.